jueves, 4 de octubre de 2012

Sin acuerdo




El sonido a aire comprimido alertó al Prefecto. En la puerta apareció Grimack el bárbaro, el mejor soldado del cuadrante del este que tras seis meses regresaba a la base central de la Federación. Por la cara de preocupación y el semblante serio era obvio que no traía buenas noticias.
-Has tardado mucho en regresar, los datos preliminares indicaban que con dos meses bastaba -el Prefecto seguía sumergido en sus notas, no deseaba ver la cara del soldado.
-Las cosas se complicaron –sus temblorosas manos dejaron caer el informe sobre la mesa. El Prefecto le dio un rápido vistazo.
-¡Imposible! ¡Por Ganímedes!
-Lo siento Arthur, hemos hecho todo lo que se nos pidió -su malla metálica pareció llenarse de culpabilidad.
-¡Tonterías! Quiero hablar inmediatamente con quien haya escrito esto –Arthur era perfectamente consciente de que Grimack no era el autor del informe, su cerebro de pulga no le permitía ejecutar más de una acción a la vez.
El líquido rosa giraba entre los surcos de cristal y volvía a ascender a modo de remolino hasta llegar a un matraz, donde se mezclaba con algo viscoso de color marrón. Mientras tanto, unos ojos saltones escondidos tras unas lentes analizaban palmo a palmo cada movimiento extraño, y todo fuera de lo razonable era estudiado concienzudamente.
-Doctor Malphus, el Prefecto ha solicitado su inmediata presencia -un guarda de la corte observaba con extrañeza y cierta timidez los alocados gestos y espasmos del científico.
-Bien, bien, parece que lo ha leído… se habrá llevado una gran sorpresa. No os preocupéis, chicos, no tardaré mucho, he de ir a ver al pequeño -el Doctor tenía la peculiar costumbre de hablar con sus instrumentos, tantos años investigando con líquidos y gases volátiles lo habían vuelto tarumba. Como era bien sabido por todos, tampoco sentía mucha admiración por el Prefecto, y el apodo que hacía referencia al tamaño de éste era una clara muestra de ello.
Los últimos rayos de la tarde daban un tono ocre a la estancia del Prefecto que deambulaba nervioso mientras agitaba el informe con una agresividad inusitada. Cuando vio al guarda acompañado por Malphus miró fijamente a Grimack. Éste les dejó solos inmediatamente.
-Me la has vuelto a jugar de nuevo, mi querido Doctor, pero esta vez te has pasado.
-¿Yo? Te equivocas, yo no me invento los informes, tan solo transcribo los datos del analizador.
-Entonces cómo explicas el último punto del informe, el que nos ha llevado a contactar con ellos. No se trata de algo objetivo, es una respuesta consciente y meditada -los papeles impactaron contra las ya maltrechas gafas de Malphus.  
-Lo sé, aunque la probabilidad es muy baja, a veces suele ocurrir.
-Rechazan nuestra propuesta… esto es inaudito e inadmisible. ¡Serán estúpidos! Según el informe, poseen un sistema nervioso avanzado y son capaces de alcanzar niveles cognitivos que los malgoreanos no llegan ni a adivinar. Es más, tienen una fuerza psicológica impresionante, pero les ofrecernos nuestra avanzada tecnología a cambio de un poquito de combustible negro y la rechazan.
            -Creo que lo llaman petróleo, Arthur.
            -Me da igual. Cómo es posible; están inmersos en guerras interminables donde se matan unos a otros, las enfermedades acaban con poblaciones enteras, la pobreza invade cada rincón de su estúpido planeta y aun así no intentan evitarlo. ¿Tanto les cuesta acaso cedernos un poco de su riqueza? Con el cambio saldrían ganando cualitativamente, de eso no hay duda. Con nuestros controladores de masas podrían aplacar hasta a elefantes en celo -ladeó la cabeza en una burda imitación de un elefante.
            -Su economía está estrechamente unida al petróleo.
            -¿Acaso no pueden vivir sin el?
-Los que tienen acceso a él rigen el devenir de las poblaciones. En definitiva, el petróleo es sinónimo poder, y es lógico que no se quieran desprender de él.
            -Comprendo. Si el inepto de Grimack hubiese actuado con diligencia…
-Si me das un poco más de tiempo, yo mismo conseguiré sintetizar petróleo o, si cabe, algún derivado igual de útil, es cuestión de tiempo.
-Llevo años aguantando tus estúpidos experimentos que no llevan a nada. He invertido mi tiempo y dinero en promesas que se han convertido en humo.
-Te recuerdo que los escudos de fuerza magnética vieron la luz gracias a mí –el Prefecto hizo oídos sordos a aquel comentario.
-No… parece que nos hemos equivocado, sienten un amor casi divino hacia el combustible negro y no podemos evitarlo. Será un duro golpe para la Federación.
            A los dos días, el Prefecto y Malphus sobrevolaron la densa atmósfera para observar el fracaso con sus propios ojos.
-Son  increíblemente tan estúpidos y tan… distintos.
            Estas fueron las últimas palabras del Prefecto. Obviamente, nunca más volverían a la Tierra.



3 comentarios:

  1. El petróleo es sinónimo DE poder. No sinónimo poder. Línea 15 desde el final.
    No deberias de conformarte sólamente con la corrección del word para tus textos.

    Sigue así chaval, vas mejorando poco a poco.

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  2. Jope Anónimo,¿tampoco es cuestión de sacarle punta a todo no? Ya sé que es sinónimo DE poder. Todos cometemos errores. Si nos vamos a poner tan tiquismiquis, podrías aplicarte el cuento (utilizando el word o el corrector que quieras) y corregir tus propios fallos ortográficos, ya que la palabra "deberías" va con tilde. Por cierto, si vas a entrar a "trolear", ten la decencia de dejar los comentarios a tu nombre. Es muy fácil criticar a la gente de forma anónima.

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    1. Muy bien querido alumno, has descubierto el error que había dejado para ponerte a prueba. Recuerda siempre las clases que te dí y seguiras el buen camino.

      Respecto a quien soy, no me cabe ninguna duda de qué sabes quien soy, me llamas trol y me recuerdas a una canción que te gusta. El trol lolo lolo lolo.

      Seguiré dando caché a tu blog a no ser que me lo pidas explícitamente.

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