En realidad yo no quería hacerlo. Apenas tuve
tiempo para reaccionar. Si pasó lo que pasó es porque nadie me dijo que no
debía. No sé. Si al menos alguien me hubiera advertido de las posibles
consecuencias... Tal vez no tendría que estar ahora dando estas explicaciones.
Quizás tú puedas explicarme cómo ocurrió. La verdad, no sabría razonar muy bien
si me preguntaran.
En fin, pero qué más da. Está hecho y ya está. Tú
podías habértelo olido un poco ya desde el principio, además. No voy a ser yo
ahora el malo. Tan culpable eres tú por no advertirlo a tiempo, como yo de
haberlo hecho. Aunque, pensándolo bien, no sé para qué andamos mareándonos, si
no hay vuelta. Lo mejor va a ser asumirlo y seguir adelante. Porque, menudo
estropicio hemos montado, ¿verdad? Ya sé que ahora no es el mejor momento para
bromear pero, joder, estoy seguro de que mañana nos estaremos riendo de lo que
acaba de ocurrir. Bueno, al menos yo sí. Tú no sé, a saber, tu cara me dice que
no estás para mucha fiesta. A mí me entra la risa nerviosa cuando estoy en una
situación incómoda. Es un tipo de "defensa", según tengo entendido,
cuando una circunstancia se te escapa de las manos y te ves inundado por una
avalancha de pensamientos que te vienen sin freno alguno. En mi caso, es como si
sintiera que una ola gigante me tragara y me ahogara. Necesito respirar de
algún modo y así, sin más, me echo a reír. Es como una válvula de escape. En
más de una ocasión he sentido que mi reacción está fuera de lugar y que
probablemente estoy incomodando a quienes me rodean en ese momento (como cuando
estábamos en la calle viendo cómo la ambulancia se llevaba a la pobre anciana y
de pronto comencé a reírme hasta que me entró el hipo ¿recuerdas?). Simplemente
no lo puedo evitar. Conscientemente sé que no debo, pero físicamente no me
puedo contener.
En cuanto lo arreglemos, ya verás cómo todo esto
se convierte en una anécdota graciosa para contar. Estoy seguro de ello.
¿Cómo ha ocurrido? A saber... Las reacciones son
muy traicioneras a veces. Comienza por una broma, sigue con una respuesta,
entra el comentario sarcástico, unas carcajadas... Supongo que el alcohol algo
habrá tenido que ver, aunque no hemos bebido tanto como para que se justifique
lo que hay aquí. Hemos bebido muchísimas veces y mucho más que hoy en nuestra
larga historia sin que nada así
aconteciera. ¿El estrés quizás? A mí no me mires. Yo no soy lo bastante
complejo como para agobiarme por una simple pelea. Sabes que por mucho que me
enfades, no me dura la irritación más de 24 horas. En cuanto a ti, no sé lo que
te pasa, pero llevas una temporada que saltas a la mínima. Siempre te digo que
no es bueno que te lo guardes, que eso te corroe por dentro. Antes me contabas
las cosas que te preocupaban pero ahora es como si ya no hubiera confianza. No
te culpo. Al fin y al cabo cada uno ha encauzado su vida por caminos
diferentes. Ya no nos vemos como antes. Desde lo tuyo con "ya sabes
quién" todo está algo enrarecido, ¿no crees? Me refiero a que el ambiente
ha cambiado. Es normal. Pero, joder, que no sea porque no estoy aquí para
escucharte, ¿de acuerdo? No pretendo culparte. Tan culpable soy yo como tú,
seamos sinceros. Así que estamos en paz.
Lo que comienza a preocuparme es qué decimos si
alguien nos pillara ahora mismo. En este momento ando algo falto de imaginación
y de excusas. Esa parte siempre se te ha dado mejor a ti que a mí. Delego la
responsabilidad en tu imaginación. Los dos estaremos francamente jodidos si a
algún incauto se le ocurre cruzar esa puerta por casualidad. No es desasosiego
lo que me causa estar como estamos, pero me incomoda ponerme a elucubrar en las
consecuencias que ello supondría. Mejor no pensar en tales hipótesis.
A lo que voy es... que ahora no es tiempo de
andar pensando en el cómo ni en el por qué, ni siquiera en esa puerta que da a
la calle, si no que ahora lo que toca es limpiar todo este estropicio. Y
sinceramente, no tengo ni idea de por dónde empezar. Creo que por algún lado
tengo un balde y un cepillo. Quizás en la cocina encuentre algún producto de
limpieza que nadie eche en falta. Por suerte, hemos venido a liarla casi en el
mejor sitio de la casa. Si llegamos a cargarnos un sólo jarrón de la colección
que hay en la sala de estar, ¡saldríamos mal parados los dos! Aquí al menos el
suelo es de baldosa y no hay objetos de valor que no se puedan reemplazar con
un viaje al supermercado. Nadie echará en falta unos cuantos trapos o el mocho
de la fregona. Me pregunto si el limpiador multiusos este "de marca"
que tanto anuncian en la tele es tan bueno como lo pintan. Hoy creo que lo
sabremos. Más le vale hacer honor a su eslogan y "no haya suciedad que se
resista al poder de la limpieza de los agentes activos", sean lo que sean
esos "agentes". Confiemos en que funcione, porque veo difícil que
podamos pedir que nos devuelvan el dinero si no lo hacen. ¡Jejeje! ¿Qué? ¿No te
ha hecho gracia? Pues no sé por qué no, a mí me ha parecido gracioso. Desde
luego, tu cara me dice definitivamente que hoy no estás para chistes, así que
prosigamos.
Tan sólo una cosa. Ya sé que lo que voy a solicitarte
quizás te cueste un poco (bueno, NOS cueste) al principio, pero sabes que no te
lo pediría si no lo necesitara. En fin, allá voy. Voy a necesitar que me
prestes ese hacha que tienes clavada en la frente. Te queda muy bien, la
verdad, pero lo cierto es que voy a necesitarla para, bueno, ya sabes... hacer
de ti un conjunto de partes más... digamos, manejable.
Tú no te muevas de aquí, ¿vale? Voy a por unos
guantes y unas botas al garaje. Ahora mismo vuelvo, amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario